terça-feira, 20 de abril de 2010

¿Y los humanos no hacen parte de la naturaleza?


Hace pocos días yo ví uno de los documentales sobre la naturaleza de la serie Planeta Tierra de la BBC. Según el Wikipedia, la seria fue descrita por sus creadores como "la mirada definitiva en la diversidad de nuestro planeta". Las imágenes de alta definición de la película son impresionantes, realmente hay mucha vida y mucha diversidad en el planeta Tierra. Los personajes del documental son animales silvestres, lo que es algo ya esperado, pues cuando pensamos en naturaleza pensamos en animales y plantas silvestres, pensamos en un ciclo de vida perfecto en lo que los humanos insisten en molestarlo, en destruirlo.

¿Pero nosotros, los humanos, también no hacemos parte de la naturaleza y del planeta Tierra? Sí, pero no aparecemos en el documental como personajes, somos solamente citados en la locución de la película como los causadores de los problemas para un sistema de vida perfecto donde viven los animales. El documental muestra que las familias de los animales tienen comportamentos de protección y de enseñanza con sus niños parecidos con los comportamentos humanos, pero esa percepción de semejanza sólo es construida para que tengamos compasión por ellos, no para sentirnos como parte de un mismo sistema.

Estoy seguro que ese tipo de documental sea necesario para evitarmos una mayor destrucción del planeta, para evitarmos más y más catástrofes ecológicas, cambios climáticos, etc. Pero me parece que esa construcción del hombre como ajeno y villano de la naturaleza no es un bueno camino para conseguirmos cambios efectivos. Mucho se habla pero poco está sendo hecho hasta ahora.

Algunos autores como Ulrich Beck afirman que en la post-modernidad (o post-industrialismo, o modernindad reflexiva...) la sociedad y la naturaleza no están más separadas. En teoría me parece que no están mismo, pues la idea de necesidad de manutención y interdependencia ha sido construida y todos saben de su importancia. Pero, en práctica, los discursos mediáticos y la educación en general siguen presentando la naturaleza como algo sagrado que el hombre destruye, y no un sistema en que el hombre hace parte y por eso necesita mantenerlo. ¿Hasta que punto la "destrucción" es aceptable? ¿Cuál es el límite para llegar a un equilibrio de hecho? Hay que reconstruir el concepto de naturaleza, y el hombre no hay sólo que protegerla, sino también participar en ella. Si no me explico, dejaré que Donna Haraway explique mejor por mí:

‘La naturaleza no es un lugar físico al que se pueda ir, ni un tesoro que se pueda encerrar o almacenar, ni una esencia que salvar o violar. La naturaleza no está oculta y por lo tanto no necesita ser desvelada. La naturaleza no es un texto que pueda leerse en códigos matemáticos o biomédicos. No es el otro que brinda origen, provisión o servicios. Tampoco es madre, enfermera ni esclava; la naturaleza no es una matriz, ni un recurso, ni una herramienta para la reproducción del hombre’ (Haraway, 1999, p. 122).

‘La naturaleza es un lugar común y una construcción discursiva poderosa, resultado de las interacciones entre actores semiótico-materiales, humanos y no humanos. Los diversos cuerpos biológicos rivales emergen de la intersección de la investigación biológica, el trabajo literario y la publicación; de las prácticas médicas y de otras prácticas empresariales; de las producciones culturales de todo tipo, incluidas las metáforas y narrativas disponibles; y de la tecnología’ (Haraway, 1999, p. 124).

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